En el mes de febrero de 2013 nos dejó Eugenio Trías, una de las personalidades más ricas, polifacéticas e interesantes del panorama filosófico contemporáneo. Justamente en las mismas fechas aparecía este ensayo sobre la obra del recién desaparecido autor. Sin duda este texto hubiese sido de su agrado porque en él se trata de uno de los temas centrales de su reflexión filosófica: el sustrato pasional del sujeto. Entre las muchas reivindicaciones que ha llevado a cabo Trías con su propuesta de una filosofía del límite, así como con su original teoría del sujeto, el habitante de la frontera, una de las centrales ha sido rescatar, para una nueva formulación de la subjetividad humana, el sentido positivo de la pasión como elemento fundamental del conocimiento y del obrar. Trías era plenamente consciente del carácter dúplice de la pasión: a la vez herida y estímulo creador que mueve la poiesis; ethos y destino que debe guiar al sujeto, pero que contiene asimismo la posibilidad de su extravío irremediable; tanto fuente cristalina del verdadero conocimiento como ocasión de ceguera y obcecación. Además, para él, la pasión no sólo pertenece al dominio de la receptividad en la que tiene origen el conocimiento, sino que constituye el motor del hacer creativo y productivo del sujeto, así como el desencadenante de la corriente amorosa en la cual se fundamentan ambos. Fernando Pérez-Borbujo
Edición de 2015
Editorial: Universidad Autónoma de Santo Domingo